septiembre 01, 2013

Cosas de la vida

La vida es sorprendente, hasta hace unos días pensaba que la magia iba a acompañarme hasta la muerte, pero me di cuenta de algo, no se puede confiar en la vida, no se puede ir con los ojos cerrados creyendo, la fe es la cosa más estúpida, no entiendo cómo alguien puede ir por el mundo con el jesús en la boca; el ser humano vive una decadencia terrible, en lo espiritual, en lo físico, en lo político, en lo más profundamente humano ( que vale decir, es una mierda).

Voy por la calle y lo único que veo es mi reflejo en todas esas personas, con problemas profundos, de saber quiénes son, de maduración, de salud, que en el fondo son más que problemas físicos..., existe depresión, un abismo dentro de si mismo, un no saber qué hacer ni a dónde ir. Todo se desdibuja, las personas se vuelven holograma, nada es tangible, cada vez estamos más solos, mucho más y las conexiones son tan delgadas que parece que todos penden de una de ellas y va a tronar, muy pronto va a tronar.

Me dan ganas de vomitar, me duele el corazón, hoy quisiera con todo mi ser volver a ser la niña de ayer, la que escribía canciones, la que iba bailando y cantando siempre, la que disfrutaba de los pequeños placeres en el techo de la casa familiar.

!Todo parece tan surreal!, vamos por la vida escondiendo secretos, mintiendo, haciendo pedazos a los que más queremos y no aprendemos.

El mundo parece una fantasía, quisiera desdibujarlo y volverlo a pintar de muchos colores, tantos colores que su reflejo cale hondo en nuestras vidas. Quisiera destejer el tiempo, y tejerlo con hilos nuevos, frescos.

Pero no deseo que nuestro mundo cambie, no quiero que el dolor dibuje brechas, no quiero que el tiempo se nos venga encima y las horas nos destruyan, no quiero dejar de ser especial, no quiero no tener nada en común, no quiero ser un fantasma que no existe.

Y aunque todo mi ser esté paralizado, y aunque se me caiga a pedazos todo lo construido, tengo que seguir, las horas pasan, el mañana me espera, vienen amaneceres nuevos que me exigen despertar.

!Tiempo, arrástrame muy lejos!, que sea rápido, que este trago amargo pase sin envenenar mi ser o el de nadie, no quiero que se vaya el brillo de la vida.

Es mi deber reivindicarme, quiero hacer las cosas bien, a pesar de lo que venga, quiero sentir que algo es real, que este sentimiento que me ahoga se disipe, que todos mis actos se guíen por buenas acciones.

¿Cómo se le hace cuando una persona se harta de sí misma?, ¿a dónde se va?, ¿en dónde se esconde?

Es triste, muy triste estar en un lugar pero no pertenecer a ninguno, que toda la ciudad esté más cercana a ti que yo. 

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