marzo 04, 2009

!Resucitaste!

Estoy en tu velorio, te miro en tu féretro y me entra una angustia exorbitante; repentinamente vuelan azorados infinitos pétalos por el aire, me ofusco, entra en mi una cierta desazón por pensar que estoy soñando, pero no…, en realidad te has levantado de tu ataúd a toda prisa y con un dejo de desorientación buscas un baño, entras largo rato, sales llorando por saber que estuviste muerto, pides explicaciones, moriste por asfixia, por no poder tragar el puré de manzana que te preparaba mamá dada tu condición de operación intestinal, me acerco a ti y te abrazo, te calmo, pareces un niño asustado, me dices ¡no quiero morir!, ¡no quiero!, ¡y yo me siento tan feliz porque resucitaste!, ¡porque te puedo abrazar y querer en vivo!, porque ya no soy una niña de 18, porque soy yo en mi espacio-tiempo presente y te puedo contar tantas cosas que no te pude decir en aquella otra dimensión en la que también moriste hace 7 años, porque estás vivo pero has de morir, dada tu condición cancerígena, te explico que todos hemos de fenecer, que la categoría tiempo es un engaño inventado por el hombre para controlar…, que muy pronto yo también he de morir, que estaré a tu lado hasta el último suspiro.
Te abrazo, lloro contigo, te siento como un niño, me invade el miedo, el horror de la posibilidad de haberte enterrado vivo y te abrazo, te consuelo diciendo que por ti creería en lo que sea con tal de creer que te volveré a ver, te calman mis palabras y decides irte de nuestras vidas para no verte sufrir cuando mueras, para pensar a estas alturas que andas por ahí, quizá ya más repuesto, quizá con esa mirada triste cuando está triste, ya sólo siendo mirada triste, no mirada triste triste, y me despido otra vez, y me arrancas un pedazo de mi que jamás es recuperado y que no vuelve a nacer, y te vas dejándonos en el vacío, en la nada, y cada vez te alejas más, tengo la sensación de que no volveré a verte, te extraño…mucho, me quedé mocha, erosionada.

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