diciembre 16, 2008

I`m in love

La incipiente llovizna de la mañana me llena de un frío que me hace sentir viva (otra vez), los sentidos se recobran, hoy renazco, la lluvia de ayer ha limpiado este corazón y hoy he olvidado, también perdonado y pido perdón (¿por qué no?); para mi las posibilidades son infinitas, estoy feliz, sabiendo que nada sé, asomándome al precipicio y volando sin tener alas, sin importar caer y tocar el fondo y de una vez sangrar, me encanta este camino porque no tengo pistas, no sé qué soy, quién soy, hacia dónde voy, no poseo ningún sentido ni ninguna fe, gracias universo por dotarme de incertidumbre y sentir este amor sin esperar nada a cambio...

2: de crecer y crecer, de sentir que te amo con la libertad plena que merece el verdadero amor.

En algún momento...

De victimizarse
A veces me pregunto si no valgo nada, a veces quisiera ser buena para algo, pero no sé hacer nada aunque lo intente, aunque trate y mis intenciones sean buenas fallo, ni siquiera puedo ser buena maestra, no sé lavar los trastes, no sé hacer pasteles, no sé trapear, no sé hablar bien, no sé hacer bien un ensayo final de maestría, no sé escuchar y poner atención, no sé estar despierta, no sé pintarme o peinarme, no sé vestirme bonito y femenino, no sé hacer de comer, soy una víctima de mi propia victimización. ¡Por qué crecí con televisa! No se ser fuerte, no sé defender lo que pienso, las palabras se me voltean todas…, no sé conducirme por la vida, no sé nada.

De mi pequeñez
Que nada soy, que poca cabeza tengo, cuan vacía estoy y lejana de comprenderlo, mientras más se es adulto más se observa el sinsentido, cuanta tragedia, cuantas pérdidas, cuanta faramalla para nada, ¿cuáles sueños?, ¿cuál proyecto de qué, para qué?, ¿por qué contaremos con neuronas que funcionan al ritmo de los juicios lógicos?, ¿para qué PONENDO PONENS, TOLLENDO TOLLENS?, ¡lógica! de nada me sirves, logos, te me escurres y no te alcanzo, ojos ya no miran, manos ya no sienten, cuerpo ya no eres.
De tiEstabas vivo, te miraba atenta, y me maravillaba que a pesar de tu enfermedad la hubieras hecho, estabas ahí, joven, rebozante y robusto, de una lozanía apenas en las novelas leída, de una vida que ni en la vida…, te extraño, me saca de onda la forma en que pasan los años, no es que me moleste, sino que ya son 7 y cada vez te alejas más, ¿es que alguna vez exististe?, ¿es que mi carne y sangre son de ti?,

Del amor
Quizá sea un discurso, quizá un par de sensaciones que disminuyen con el tiempo, quizá impulsos eléctricos que chocan al compás de la cultura con la que fuimos educados. Pero, en qué más puedo creer si no tengo nada, ni un santito, ojala fuera devota del Atlas, o de San Martín de Porres, del San to o de Zan Bo, pero no…, mi fe se diluye como brisa de mar, porque no existe. Pero ¿qué me queda más que creer en el amor?, que a mi ver abarca todo lo demás, encierra todo lo más bello y especial de este pinche mundo vacío y a veces tan psicótico, ¿mundo… por qué a veces me hablas y a veces no?, ¿por qué te quedas callado mundo?, ¿por qué tienes esos cambios de humor tan raritos?, ¿será que soy yo misma reflejada en ti, mundo?, jamás lo sabré…

Del viento
Me gustaría vivir en un desierto donde todo lo que toque se lo lleve el viento, donde mis manos no destruyan o maltraten los objetos, ojala viviese en un lugar en donde las cosas se regeneraran y no pasara nada, donde pudiera jugar con todo a mi paso sin que lo material se desequilibrara o me desequilibrara, ojala existiera ese lugar…, quizá mis manos no nacieron para ser delicadas, soy brusca, bronca y todo lo que toco lo destruyo, todo a mi paso se deshace cual algodón de azúcar.
He entendidoQue a pesar de que algún día sentí repulsión, ganas de vomitar y dolor de estómago, eso por fin ha terminado, pues mi pensamiento retorcido y tergiversado ha entendido por primera vez que todo aquello era una torre de naipes que hoy se la ha llevado el viento, he entendido que soy mágica, que me amas y que ambos nos complementamos en amor.
Si un marcianito nos observara le avergonzaríamos y esto es lo que vería:Los seres humanos somos tan egoístas que creen que son superiores y únicos, a pesar de saber que han de morir preparan reinados como si fuesen a vivir milenios, a veces es triste constatar una y otra vez que no existen los sentidos, que no hay destinos, que no hay divina providencia que todo lo tenga ya escrito, si así fuese, que cruel y diabólica divina providencia sería, dada la forma de actuar del ser humano.

Los sentidos nos los inventamos, pero es necesario tomar a alguien fuertemente de la mano, alguien con quien pasar estos tragos amargos que a veces nos dejan los días, las soledades, los extrañares…

Estoy mareada, es domingo, acabo de llegar de Tijuana, vi a mi abuelo y madre, ellos son mis estrellitas, es como la raya, la paga, el abrazo y el beso sinceros. Mi abuelito siempre me ha dicho que por mi se vino de su tierra y por mi se quedó en Tijuana (yo su muñequita de sololoy), además tiene 82 años y baila muy bien el reaggaeton, (sigo mareada).
DivagacionesHoy fui a caminar y a lado de la pista se encontraba una camioneta muy sospechosa con un señor adentro y las luces encendidas; estaba en un lugar en el que se observaba que no tenía nada que hacer, me asusté dado que repentinamente no lo observé en el asiento del conductor, quizá se pasó para atrás, y me vinieron a la mente recuerdos de cosas que me pasaron en Tijuana y que casi me matan de un susto.

Estoy confundida, triste, desesperanzada, sin saber cuál es mi misión, no creo en nada, no encuentro salida, no sé qué hacer, me desanima observar el funcionamiento y la estructura de las cosas de este mundo, a veces quisiera quedarme en casa y no salir ni a la esquina (o quizá sólo por unas cervezas), me da miedo sentir miedo, desconfianza hacia cualquier persona, me da miedo saber que nada es respetado, que la vida cada vez se despoja más de los sentidos y el grado utópico que cada quien le da.

diciembre 02, 2008

La historia de la moda o la moda en la historia del s. XVIII al XX


“La moda es la manifestación puramente esencial de nuestro más interno ser”
Anónimo

No podemos separar el actuar del ser humano en relación con el contexto histórico que nos tocó vivir, por ello nuestro pensamiento es producto de la ideología vigente. Lo podemos comprobar con la moda que a veces nos pareciese tan superficial, frívola y banal; no obstante si la analizamos nos puede decir tantas cosas que la historiografía nos oculta.
La moda se traduce en formas de ver al cuerpo humano, inclusive lo forma y deforma al antojo de la circunstancia, por ejemplo el cuerpo de nuestras abuelas era robusto y no por ello grueso, no obstante el cuerpo de las adolescentes de hoy se puede observar de una estrechez nunca antes vista.

Podemos enfatizar que durante mucho tiempo la moda fue exclusivamente diseñada por hombres y sus diseños limitaban de vastas maneras las actividades de la mujer, de ahí se puede inferir de qué forma era idealizada la mujer y cómo era percibida, podemos decir algunos adjetivos: delicada, sumisa, sofisticada, refinada, elegante, delgada, acinturada, estilizada, un ornamento de belleza exclusivo al placer del fabricante de sueños, una mujer que se ha desmitificado con el tiempo y que hoy se traduce en aquella supermujer que ya no sólo tiene la función de adornar al hogar, sino de pedirle prestados minutos al día de mañana para alcanzar a trabajar y apoyar al sustento del hogar, además de cuidar de su familia.

Veamos algunos ejemplos, ¿quién en tiempos presentes se hubiera imaginado que los primeros corsés eran elaborados con fierro para atenuar la cintura de la mujer? y si nos vamos a antaño, ¿qué campesino del Paris medieval se hubiese imaginado los tops que tanto se usaron en la década del 80?, o los monokinis; queridos amigos, qué nos ha de deparar la moda de este siglo XXI tan agitado y fugaz.

Analicemos la historia, en los años de la revolución francesa se prometía un cambio profundo tanto ideológicamente como en las condiciones económicas del país y del mundo, en una época de absolutismo en que las decisiones se le imputaban a un solo hombre, el monarca; sucedían injusticias al por mayor, por ello tantas causas como el fallo de la economía nacional, el incremento del conflicto entre la aristocracia y aquellos con prerrogativas de realeza, el descontento de la mayoría de los ciudadanos más allá de las clases más privilegiadas y la hambruna que asolaba al campesino, fueron motivos de insurrección.
Y de manera asombrosa los revolucionarios (de clase alta) adoptaron la moda con propósitos de propaganda ideológica y de la seda pasaron al algodón; el espíritu de rebelión se apropió de los tejidos de las clases más bajas.

Por otro lado, con el surgimiento de la revolución industrial, la moda dio una voltereta inusitada; se puede afirmar que en el siglo XVIII la moda sólo la alcanzaban los aristócratas, dado que la ropa no se hacía con un telar mecánico, este apareció hasta 1786 lo cual cambió drásticamente la historia de la moda y a partir del siglo XIX la moda fue alcanzada incluso por las clases bajas.

Ya para principios del siglo XIX, se logró que se consolidara la industria de la moda y para las dos últimas décadas de esta centuria la mujer tenía que cambiar de vestido hasta 8 veces al día, esta era una exigencia de la etiqueta tan estricta que dictaba la sociedad de aquellos tiempos. Los siguientes son ejemplos de ocasiones en que la mujer tenía que cambiar su vestir: vestido de la mañana, vestido del té de la tarde, vestido para visitar, vestido para la tarde de teatro, vestido para el tenis, vestido para la cena, vestido de casa para antes de dormir, y vestido para dormir.

Una curiosidad del siglo XIX fue que Napoleón al crear su imperio diseñó un uniforme para que a la gente le pareciera tan bonito que desease usarlo y enlistarse en el ejército.
Otra curiosidad es que los maniquíes del presente siglo no se pudieran usar para el cuerpo de las mujeres de principios del siglo XIX. En dicha época las pinturas nos muestran cuerpos regordetes y en ese entonces ese era el arquetipo de la belleza.
Los tiempos cambian, con las prisas de los tiempos modernos no pudiésemos darnos el espacio de abrochar una hilera de botoncillos como lo hacían nuestras abuelas, no pudiésemos darnos el lujo para realizar aquellos grandes peinados que pesaban más que la cabeza misma.

En los albores del siglo XX se inicia con la misma tradición que dictaba la feminidad y la decencia de una señorita, la cual debía ser religiosa y recatada, por ello cuando montaba a caballo nunca podía hacerlo a horcajadas y tenía que hacerlo sentada con las piernas por un lado, dada la delicadeza de la dama y por tanto la moda se acopló a las necesidades de las clases más pudientes que tenían el acceso a los descansos y el tiempo para la equitación y múltiples deportes.

Con el surgimiento de los derechos de las mujeres, la moda se volvió más benevolente por esa lucha constante de obtener libertades para que dejaran de percibirlas como mero ornamento. En las primeras décadas la tendencia era imitar la racionalidad práctica del hombre.
Como dato, con el advenimiento de la primera guerra mundial en 1914, rápida y completamente se demolieron los viejos valores y sistemas sociales que empezaban a desmoronarse a finales del siglo XIX. La sociedad cambió y consecuentemente su apariencia cambió también y mientras la mujer se adentraba más al mundo real, la tiranía del corsé se erradicó para cambiarlo por atuendos más funcionales. Con la ausencia del hombre en la sociedad civil, un numeroso grupo de mujeres se educaron profesionalmente y tomaron la batuta en la industria y otras áreas en las que el hombre dominaba, debido a este suceso histórico la moda femenina cambió y aun cuando los hombres regresaron de la guerra en el año de 1918 a un mundo mutilado y abatido por el hambre y la miseria, no había vuelta atrás, nadie podía parar la ola de mujeres quienes habían probado los placeres y la libertad del mundo fuera del hogar (aunque para ello debemos mencionar que ningún placer se puede encontrar cuando el mundo se halla resquebrajado por conflictos políticos-bélicos absurdos).

En los 20´s el jazz se hizo popular y la danza del charleston se dejó ver, el surgimiento del automóvil modelo T de la FORD MOTOR COMPANY (producido bajo técnicas de un sistema industrial) se vendió en masa en Estados Unidos y la relación con la tierra y el tiempo ya no fue la misma; el hecho de poder trasladarse con rapidez trajo consigo una ola de consumo y de creación de productos que podían ser transportados en menor tiempo y por tanto más baratos y al alcance de todos.
La apariencia de la mujer cambió radicalmente y el estilo del cabello fue cortado de manera significativa, ahora la mujer era capaz de manejar un auto, de jugar golf y tenis, de ejercitarse e incluso de fumar.
Después de que Estados Unidos se enriqueció vendiendo armas al mundo durante la “gran guerra”, el país se encontraba en una prosperidad nunca antes vista, pero con la gran depresión de 1929 los magnánimos modistas de la época perdieron sus trabajos.
Para 1930 Coco Chanel introdujo el pantalón como prenda de vestir femenina y revolucionó para siempre la dinámica de la vida de la mujer y del hombre en sociedad.
Para la segunda guerra mundial, las prendas tenían que ser simples y modestas por la falta de material, la moda de la falda se hizo más corta para ahorrar tela y una curiosidad es que los uniformes de los nazis fueron diseñados por Hugo Boss, quien es tan famoso hoy en día por los diseños que llevan su firma.

En la segunda mitad del siglo XX, después del vacío existencial que dejaron los conflictos bélicos, la sociedad entera entró en una era de consumismo en la década de los 50 y 60: era la posguerra, la guerra fría entre los bloques socialista y capitalista quienes se disputaban el dominio del mundo como si se tratase de un ajedrez; eran los jóvenes quienes por primera vez surgían como sujetos históricos y luchaban con conciencia por una sociedad con libertad de expresión, por una sociedad en donde los gobiernos no hicieran caso omiso de las manifestaciones y demandas del pueblo, donde los totalitarismos habidos en la 1ra mitad del siglo XX jamás fueran repetidos, causando la barbarie fascista y nazi. Por ello se dio un 68 a nivel mundial que enardeció el ánimo revolucionario de los jóvenes.
El rock n´roll hacía su aparición y con ello las ideas cambiaban, la mujer intentó liberarse y con ello la moda hizo otra vez su aparición, la minifalda surgió, el bikini estaba en su apogeo y hubo quema de brasieres.
Después de la absurda guerra de Vietnam, los jóvenes comenzaron a rechazar lo establecido y abandonaron los valores de la cultura occidental, se dejaron crecer el cabello, usaban huaraches, ropas de colores que aminoraban la seriedad de una sociedad moralista que hipócritamente educaba con valores que no respetaba.

Respecto a la moda masculina podemos decir que no ha cambiado mucho en estos tres siglos, puesto que la silueta ha sido prácticamente la misma y los colores se piden sobrios, oscuros y grises para denotar hombría, serenidad, elegancia, clase, aplomo y gallardía.
Por el contrario, a la mujer se le compara estéticamente con las flores y si un hombre decide usar el color para vestir, es juzgado de afeminado. La moda es hermosa, dado que es la expresión más recóndita del ser, inclusive cuando se amanece triste nuestros colores se oscurecen y cuando se amanece alegre podemos ser capaces de usar el fluorescente.

Podemos concluir que la moda del siglo XIX con sus largos vestidos hasta el tobillo y que cubrían el cuello de las mujeres decentes, no hubiera dejado que una ciudad como Mexicali se desarrollara en ese tiempo, dado su extravagante desierto y hermoso clima cálido.