Sentí ganas de vomitar, una nube de fuego se agolpó en mi estómago, entiendo... entiendo, si, si, ha de ser el atún que no he dejado de comer, o quizá la pata de puerco que me comí en el año nuevo de hace tres inviernos... nunca había sentido una confluencia tan caótica en mi panza, espero que haya cura para este malestar...
Por lo pronto me haré la cura más efectiva, caminar para que los músculos se relajen y mi alma regrese a este cuerpo.
1 comentario:
te amo cómo cuando el presidente del banco mundial se quitó los zapatos en una mezquita y enseñó sus calcetines rotos de los dedos gordos
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