abril 06, 2006

Hoy pienso en ti

Dónde está usted, mi señor de ojos tristes, que su sillón ha quedado tan vacío, me hace falta el sutil olor de su llegada en las tardes, de sus suspiros de pasados melancólicos, sus ansias de registrarlo todo, de captar en el tiempo al tiempo mismo.
Dónde se encuentra tu esencia padre, tus movimientos, tus manos y esa sonrisa de dientes muy blancos, esa voz...esa paciencia y corazón inigualables, tu nobleza pura, tu verdadera nobleza tan pura.

Te me alejas en el tiempo, yo crezco, yo envejezco y me pesa mucho, me pesa como una loza de concreto que no me veas, que no veas a tus niños...yo salí de ti.
¿En qué hoyo negro te encuentras padre?, que tu imagen se me esfuma, se desaparece y aparece cada vez más esporádica y no quiero, no quiero decir “hace 20 años que ya no está”, no quiero tener un bebé y decirle tu abuelito no existe, no quiero.

Quisiera creer que te veré más tarde, que tocaré tu mano y sentiré tu abrazo otra vez, pero no lo creo y me duele hablarle a una vacuidad, si existes de alguna manera padre, manifiéstate!, dime si estás con tata Dios o con Don demonio, salúdame al diablo si lo ves y dile que ya no me asusta cuando se me sube el muerto ni cuando tengo pesadillas raras, ya me dejo llevar, le sigo el juego y él se enfada y se va, si es que existe o quizá simplemente ceno mucho.
Padre, en qué momento envejeciste y caíste enfermo, carcomido por el maldito cáncer, en qué momento tú! mi joven padre, mi padre niño, mi padre hijo mío.
De tu voz no salía quejido alguno, siempre ocultando tus dolores Manuel, para ofrecernos sonrisas y bienestar, siempre niño mi padre, siempre noble, yo te canonizo señor mío, San Manuel Salvador, tu santo será el día del niño que es cuando naciste.
Lo voy a decir... te extraño hasta la chingada, con unas ganas de que entres por esa puerta y me digas “qué haces mija?”, que juguemos a las cartas y cuando me quede dormida me eches las cobijas y me hagas taquito, con tantas ganas de que sea domingo y me lleves a los choques de yonkes en otay, con unos deseos de ir a jugar básquet, de ir a la playa, al sobreruedas a chacharear, de que pase el carrito de las nieves y te emociones y me digas que vaya por nieve. De que me lleves a ver a mi abuelita de la Villa y pasemos por la casa embrujada de la Altamira, de la cual me contabas que había unicornios que volaban en las noches y que ahí se grabó la película de “Camelia la Texana”, yo pasaba con un miedo en las noches que volvíamos de con mi abue que te agarraba fuerte de la mano y me concentraba en tus chistes, tú te ibas de neutralazo para ahorrar gasolina y a mi me daba risa.

A qué le escribo padre, a un recuerdo?, ya no estás, ya no existes, mis recuerdos son sólo eso, porqué no te me apareces si ya te canonicé San Manuel, de aquí en adelante te prenderé una veladora. Bendito seas San Manuel, te amo.