marzo 31, 2022

Semblanza

Su nombre era Miriam, le decían Ranita por Anna Frank, y sus ojos de sapito. De niña se dedicaba a ser paseada en una caja de cartón por su padre, ¡era una aventura!, y le pagaban por ello, 5 pesos cada domingo, ese sueldo se llamaba: “dar domingo” y era gratis, el trabajo era ser feliz y dejarse apapachar. Fue creciendo y se dedicó a ser una hadita profesional, a defender el bosque y regañar a la gente que tiraba basura, a contemplar el cielo desde el techo de su casa y mientras comía golosinas, teorizar sobre el cosmos, los secretos de la luna, los viajes en el tiempo.

También se dedicó a cantar canciones inventadas, una de ellas decía esto: “nosotros sabemos quién lo prometió, larara larara, larararara, si las miradas están risas, nosotros vayamos a saber, quién lo prometió, quién lo prometió, tan tan”. No tenía sentido, pero significaba que era sencillo dar con alguien que mentía si se reía.

Las cajitas

Las cajitas son receptáculos de sueños, ellas guardan las joyas de las reinas, los anillos de la ilusión, las cartas del destino, secretos apenas concebibles en ninguna novela, en ningún poema. En las cajitas encuentras una flor con la que se inició una historia de amor, un escapulario en el que se depositó una fe, unos pendientes de princesa, una foto amarilla y vieja.

Si el mundo humano desaparece, quisiera que nos esforzáramos por hacer un museo de cajitas, para que los aliens contemplen de cerca nuestros sueños, para que entiendan que antes de acabarnos a nosotros mismos, sabíamos de la belleza y éramos buenos.

Quisiera entrar a las casas de todas las abuelitas antiguas y revisar sus cajitas de sueños, ser una antropóloga de cajitas, escribir poemas de cada objetito y ser la guardiana de las historias de cajita, obviamente eso incluye entrevista con la abuelita. ¡Sería el trabajo perfecto!

Hora extra

Llega la noche, la hora donde se contienen todas las horas del tiempo.

Entro en un vórtice y grito con euforia, me doy un baño de lodo, hago patitos en una subida, ruedo por el jardín, me sumerjo al mar y desaparezco un momento, saludo a los peces y a las estrellitas, emerjo y respiro, recuerdo que estoy viva y quizá sea esta la única vez que viviré, por ello voy y le robo un beso a un árbol. Después, voy a un bar del viejo oeste de 1800, le busco pleito a un cowboy que se cree el mejor pistolero, le gano una apuesta de cartas y lo echo del pueblo haciendo justicia por mi propia mano al convencerlo de aceptar una comunidad de flores que debe cuidar en otros oestes.

Me cuelo en una carrera de 100 metros planos y aparezco antes del que hubiera sido el primer lugar, le gano, recibo la medalla y se la doy al segundo lugar.

Escucho tomorrow never knows de the Beatles 5 veces, duermo una siesta de 3 minutos y se acaba la hora.

marzo 05, 2022

Sol y su sombra, las narangas

Sol y su sombra, la niña de la libertad encerrada en una tumba. No hay bruja suficiente en este cuarto, el gato está en su sofá contemplando, las herencias de las chamanas que me golpean la cabeza para regañarme. Las naranjas aparecen exprimidas, ¿por qué no se dice: "narangas"?, se escucharía más amarillo.