Las palabras
son las hijas del viento.
Fragmentos imaginarios de todos los ayeres,
conmovida necesidad que brota de un profundo eco,
que nos significa,
y nos toma por asalto
sin preguntar.
Emigrante,
de boca en boca,
se desdobla,
es prohibida,
revienta,
se transforma,
calla por siglos
grita.
¿De dónde ha venido?
¿A dónde irá cuando se haya ido?
!Patria de muchos!,
!exilio de tantos!,
le ha dado voz a nuestras glorias,
justicia a nuestros cadalsos.
Susurro que descifra el enigma,
rastro de humo que se ha vuelto fuego,
en cada tribu,
en cada pueblo.
Desbocadas o aletargadas,
han sido la rueca que teje lo que teje.
Nombrar lo innombrable,
darle peso a nuestras invenciones,
voltear a ver la luna y creer que es de fuego,
porque mis ojos incendiados creen que es de fuego.
Las palabras
son las hijas del viento.