¡Quiero que sepas que te quiero mucho!
Estoy muy agradecida contigo por aquella vez que me trajiste mi hornito mágico, ¡no sabes todos los pastelitos que horneé y vendí en mi jardín!
Como siempre has sido muy lindo conmigo, esta vez no quiero pedirte nada, sino agradecer tu bondad, y desear cosas bonitas para el mundo.
Seres bonitos y maravillosos del universo, que pasen una navidad rodeada de sus familiares, acogidos por la fogata y el chocolatito que caliente sus corazones, abrazados por la dulzura de los bombones quemados.
Por otro lado, agradezco todos los privilegios que he tenido en mi dulce vida.
Un abrazo, Santa.
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Pobre ilusa Miriam,
Yo aquí me encuentro en el infierno echándome un roncito con mi compadre el diablo, quiero que sepas que no te creo nada, nadie puede ser tan iluso al sentir esperanza y amor en un mundo tan oscuro como en el que vives.
Aquella vez yo no te traje el hornito, tu papá se lo robó de la fábrica de juguetes donde trabajaba, y déjame decirte que haber vendido tus asquerosos pastelitos en el jardín contribuyó al sistema capitalista de mierda que está devastando esta tierra.
¡Hipócrita!, te he visto, Miriam, te he visto sentir envidia, desear el mal, te leo y escucho la canción: "con flores, te llevaste la tristeza de colores"... y nada más siento asco.
Con odio,
Santa.