No hay, no existe, y griega, io, iu, fonema, yo-yo-yo, un aliento que la lengua y el paladar exclamando un rumor que al expirar se va con el viento. ¿Cuál es el hilo que nos teje?, ¿soy yo en el nos?, ¿hay tú en el mí?, ¿yo soy el que soy?, ¿qué aliento puso en marcha al motor inmóvil?, somos ecos de nada flotando en un vacío de tiempo y fuego, que nos consume, que nos avienta al abismo de nacer para ser en la nada.
El habla es mía, el lenguaje es nuestro, A y B para ser, para entender. Escribir, la fotografía Saussuriana de la palabra hablada. Un libro escrito para nadie no hay, si es para nadie, ¡entonces quémalo y que nadie escuche! La nada no es el abismo absoluto en el texto, solo es un par de sílabas que significan. La idea precede al habla, el habla precede a la escritura.
¿A quién le canta Whitman cuando canta?:
He oído a unos juglares que hablaban del comienzo y del fin.
Pero yo no hablo del comienzo y del fin.
Nunca ha habido otro comienzo que este de ahora,
ni más juventud que esta ni mas vejez que esta;
y nunca habrá más perfección que la que tenemos
ni más cielo ni más infierno que este de ahora.
¿Es a este io que soy?, ¿a estos 38 años de presencia en este valle de carcajadas en que he transitado?, ¿es el azul de aquel cielo de 1879 igual de brillante que el de este atropellado y divertido siglo XXI?, ¿qué entiendo yo por juventud?, ¿qué vacíos se asoman en tu poesía y mi constante celebración de la vida?, ¿puedo acaso leerte y añadir una fiesta en aquel infierno de tu 1800?
Aquel hombre luchando a muerte con aquel niño, nieve en mano, no fusil, mirada del viejo oeste, y yo, lágrimas en los ojos por aquel encuentro de padre e hijo, nieve en mano, amor en el corazón, esfuerzo nivel MCDonalds: espacio vacío, relevancia estética, experiencia estética.
Una nueva palabra que cuestiona mis creencias, palabras performativas, performanceras, actrices, saltinbanquis, que me llevan al funambulismo aéreo donde si doy un paso atrás, 1879, o si doy un paso al frente, me voy al 231 a.C. Después, montón de fonemas que se vuelven ruido astral o ancestral, y que no conectan con esto que he sido, negación y vacío.