noviembre 09, 2017

Razones para ser docente

¿Quién soy yo o quién debo ser para que se ponga en mis manos la suerte futura de la juventud?

Soy una persona que cree en la humanidad, que a diario busca sonreírle a la gente, ser amable, que considera a los humanos tan efímeros y frágiles que no podría sentir más que compasión y amor por cada uno de nosotros, porque es una la vida y hacer de ella una obra de arte es parte de mi misión.

¿Qué tipo de maestra quiero formar?

Quiero ahondar más en la naturaleza humana bajo el precepto "Conócete a ti mismo", porque así como Sócrates, también entiendo que en nuestros mundos internos podemos encontrar verdaderas revoluciones de pensamiento, si tan sólo nos asomáramos a ellos. Y si tan sólo lo hiciéramos, pudiéramos ser capaces de tocarnos en lo más profundo, aceptarnos, querernos y así mismo entender y amar a los demás.

¿Qué tipo de ser humano quiero formar?

Uno que confíe en sí mismo, que se quiera y respete, que se considere valioso, que tenga como valor la dignidad y grandes ideales humanos, que sea capaz de dar tiempo, de dar sonrisas, de escuchar, de preguntar, de regalarse un poco.

¿Qué deberá saber este ser humano?

Que la vida es el tiempo y el tiempo es efímero, breve y fugaz. Que no podemos darnos el lujo de perder el tiempo en aquello que no amamos, porque derramamos la vida, la pisoteamos, le quitamos el valor de lo sagrado. Deberá saber que la felicidad y el amor son dos de los grandes ideales que habrá que sembrar y cosechar; la felicidad de lo cotidiano, desde disfrutar con los sentidos un café, un beso, una siesta, hasta amar cada una de nuestras cotidianidades, para que cada día que compone la vida sea la suma de esa obra de arte que queremos crear.

¿En qué deberá creer?

Creer en sí mismo, en el amor, en la gente; de no creer en estos ideales, no seremos capaces de humanizarnos, porque somos humanos en lo social, jamás solos, animal político escribió Aristóteles y en conjunto podemos revolucionar nuestras individualidades para crear realidades más justas, dignas y felices.

¿Qué deberá amar?

Deberá creer que el amor se relaciona con lo feliz, la paz en el alma, la alegría, el sentimiento de júbilo por compartir con alguien que nos entiende, la vida. Jamás deberá ser un amor limitado, asesino de sueños, que cele, que controle o quiera fundirse con el otro. El amor deberá ser la base para que los sueños de la vida se hagan realidad.

¿Qué deberá esperar de la vida?

Que siempre hay una ilusión, y si ésta se desdibuja, volver a delinear los contornos. Ser necios en la búsqueda de nuestros más grandes ideales, luchar para alcanzarlos y jamás rendirnos ante las críticas de los demás. Cada vida es única y las elecciones de cada persona son especiales y habrá que respetarlas, todas son valiosas.

¿Cómo puedo hacer la diferencia en la vida de un ser humano?

Escuchándole, queriéndole, sabiendo que como yo, su vida también importa, y una palabra, un consejo, un "ánimo", un "tú puedes", un "confío en que lo puedes hacer mejor" puede motivar a creer en sí mismos.

¿Qué significa tener “vocación para la docencia”?

Significa que no se va a la escuela a sufrir ni a enojarse, sino a disfrutar de las mieles del conocimiento compartido, de la belleza que hay en cada ser humano, de estimular lo potencial que hay en cada individuo. Si se es docente, habrá que dormirnos y despertarnos con la ilusión del siguiente día, con la esperanza de que esta nueva clase les otorgue una lucecita más en el camino de la vida. Si se tiene vocación se es extremadamente feliz cuando se pisa el aula, que es nuestro universo creado.


¿Cuáles son mis tres principales motivaciones para ser docente?

Motivar a que las y los jóvenes encuentren y hagan lo que aman.
Que a través de la literatura creen mundos fascinantes que inspiren a transformar esta realidad en una que tenga como base la belleza y el amor.
Mostrar que se puede ser extremadamente feliz si somos libres y fieles a nosotros mismos y nuestros sueños.

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