Hoy saludé a un perro que le dicen "el chino", no sé de razas, pero éste era gordo, peludito y rubio, me enterneció y me dieron ganas de abrazarlo. Nunca he sido una mujer de perros. pero el chino tenía una gracia inigualable, se paseaba por las calles de Guanajuato con aplomo y gallardía, se le veía independiente y resoluto, como si fuera por el mundo con proyecto, haciéndose cargo de sí mismo, con sus cuatro patas marcando un sendero de libertad y con la frente digna.
!A donde vayas buen viaje chino!
Y que la vida te sea leve.