septiembre 22, 2009

¿Cuando pasó?

Extraño la casa de la abuela, en aquella colonia vieja en la que Tijuana era otra, la pancho villa…, !qué niñez la mía!, qué recuerdos tan hermosos que hasta quisiera bloquearlos para no morir de nostalgia; los planes de chicles con mis primos, las trampas de caca de gallina que solíamos colocar a lado de la puerta, esperando pacientes que alguien las pisara y nuestra recolección de mierda valiera la pena.
Los días de muerto llevando flores al panteón donde yace mi abuelo, un abuelo que nunca conocí, esa angustia que nos daba el observar tumbas roídas por el tiempo, semiabiertas, de un abandono total, como si la existencia fuese nimia, ¿o lo es?, quizá así yaceremos en unos 100 años si bien nos va.

¿Qué fue de esa casa en donde 12 hermanos convivían entre ruidos y peleas, entre café y chistes de cocina?, ¿dónde quedaron esos niños?, esos primos que hoy algunos yacen en la cárcel, otros sumergidos en las drogas, en la prostitución, ¿qué tenía la pancho villa que destruyó aquella generación?.

He vuelto a pasar por ahí y sólo quedan ruinas de la casa de la abuela que emanaba calor y hogar; he pasado y se me aflije el corazón de ver a mis tíos y tías, !son piltrafas!, la casita se ha vuelto un picadero, a mi abuela Elvira no le gustaría ver en qué se convirtió ese santuario de amor que antes era, ¿quién podría decir que hace 20 años allí se cocinaba el mejor arroz, que siempre había frijoles y agua para café?, signos de cualquier hogar.

Qué rápido crecí, cuán poco dura la vida, pareciese que ayer mi abuela Elvira me decía “!que grande estás!” cuando tan sólo tenía 10, ¿cuál es la transición?, ¿cuándo dejé de tener 10 y me convertí en la Miriam de 27?, juro que no lo vi venir.

!Ay!

Cuánto muere la gente, no me puedo hacer la occisa, me duele que la gente muera, me duele porque duele la añoranza, porque es aniquilante pensar que jamás se volverá a disfrutar de un chocolate a mordiscos, o de esos segundos de agua fría que me guarda irónicamente el boiler cuando afuera está a cuarenta y regocijarnos en ese poder que nos confiere estar vivos, de alcanzarlo todo, de encontrar lo impensable, de toparnos con casualidades misteriosas y patafísica al alcance de todos.

Me duele pensar que estas manos que hoy veo lozanas y fuertes algún día se marchitarán y se convertirán en alimento del polvo, me duele en mi egoísmo, en estos sentires que no dejo de sentir y que tanto me gustan, me duele en mis sueños raros, me duele en mi boca a la que tanto le gusta degustar, me duele en mi alma a la que tanto le gusta ser. Se me hace difícil pensar que algún día dejaré de jugar spider, o de rascarme cuando tengo comezón, o de tomarme una cerveza bien helada porque me la merezco.

Me duele sentir que a mis 27 mucha gente ya se me fue y se me sigue yendo, y me seguirá doliendo a pesar de saber que es un proceso natural y que somos insignificancia y efervecencia; a pesar de ser conciente de mi animalidad y mis adentros me duele, porque me gusta la vida, porque no me cansa respirar ni oler, ni comer, ni amar.

septiembre 19, 2009

5 minutos de cajita

Y sí..., definitivamente volvería a vomitar las veces que he vomitado, pasaría otra vez por las mismas angustias, me enfrentaría a las mismas horas de hastío, tedio y absurdos que viví cuando joven; de nuevo andaría en bicicleta por esa Tijuana salvaje y sudaría otra vez aquel sinuoso florido; repetiría todo lo que hasta hoy he vivido por pasar una tarde a tu lado.

...!el amor es, existe o si no para qué, por qué y cómo! toda esta existencia nimia, vacía, tan llena de sangre, de órganos blandos, de excreciones y conceptos que se diluyen en la nada ha valido la pena, lo ha valido porque verte reír y esperar ansiosa una señal de tí ha valido la pena, ha valido la pena sentir ese frío y tocar esa nieve por verte una tarde de domingo y nada más...

Los adentros


Somos sangre, sangre contenida en vasos, somos apéndice y riñón, sudor y secreción, cartílagos y ganglios; un contenedor de órganos que funcionan con una cadencia musical. Me tomo una copa de vino que se me desdibuja cuando pasa por la epíglotis, luego se asoma a la faringe, tráquea, esófago y se dispersa en los jugos gástricos; luego mi riñón filtrará las sustancias provenientes del torrente sanguíneo, pasará por la uretra y se convertirá en orina. Alguna vez pensé que cuál era el sentido de introducir alimentos a la boca si estos desaparecerían en el río incesante de la mierda.

Heridas que no sanan

-Cuáles son las decisiones que nos marcan?, -cuándo fue el cuándo?, -dónde fue el dónde?, -qué posición guardaba el cosmos respecto de mi?, -cuándo esa carcajada de niña fue disminuyendo a una mera convención?, -cómo nos vemos desnudos de sí?, qué tiene nuestra condición humana que nos fractura?