mayo 17, 2006
Necrofilia
Esa noche de profundidad inconmensurable, a ella se le subió un demonio al estómago y con su risa sarcástica comenzó a hacerle el amor, luego la destripó para cometer su acto necrofílico. Ella seguía viva y el diablillo hacía de su cuerpo una marioneta a su deseo, con las entrañas de fuera y con dolores punzantes no dejaba de luchar por su vida, ella yacía en esa cama, escuchando las voces infernales, luego… Satán se comió sus vísceras crudas y ácidas de dolor, ella seguía viva.
Beatles
Iba manejando por el Blvd… cuando repentinamente vi que Paul McCartney iba bajando un amplificador de guitarra, se me hizo muy raro y le metí reversa de la impresión, luego me estacioné en sentido contrario, me bajé rapidísimo y aun sin concebir la magnitud del evento observé a Jhon, Paul, George y Ringo acomodando sus instrumentos en un bar del Blvd.. Insurgentes, una muchedumbre enceguecida se abalanzó hacia ellos, solicitando autógrafos, abrazos, besos. Ya que se disipó el mitin me dirigí a Jhon y le dije con arrobo: “Hi Jhon, i don’t need an autograph, i just want to say Thanks for being the masters of rock&roll”…, luego tomé su mano apretándolo con un saludo muy afectuoso, él sonrió y una lágrima rodó por mi mejilla.
Salí por un momento a la calle a mover el automóvil y me encontré con la sorpresa de que ya no estaba en donde lo había dejado, volteé hacia enfrente y advertí que alguien se lo llevaba, alcancé a un carro que iba pasando y le pedí que siguiera al mío, le comenté que todavía lo debía y que se me hacía muy triste perderlo por un robo frívolo, me dijo: “Súbete, yo conozco a ese hombre, le voy a decir que hagamos un trato y me lo regresará, ya verás”. Supuse que el susodicho era de la misma mafia, bajando por la Col. Del Río me encontré con que había varios autos incendiados y ambulancias, policías, un desastre en la ciudad. Al ir bajando nos salvamos de varios choques, cuando nos acercamos al rata que traía mi carro, se hizo el cambio y recuperé el auto.
Cuando se obtienen objetos nos hacemos esclavos de las cosas, siempre cuidando de no perderlos, la modernidad nos crea necesidades que no lo son tanto, es preciso Diogenizarnos y perderle el miedo a lo transitorio, a lo contingente, como dice Miguel y Miguel “una cruz de madera de la más corriente, es lo que vo’a llevarme cuando yo me muera”.
Salí por un momento a la calle a mover el automóvil y me encontré con la sorpresa de que ya no estaba en donde lo había dejado, volteé hacia enfrente y advertí que alguien se lo llevaba, alcancé a un carro que iba pasando y le pedí que siguiera al mío, le comenté que todavía lo debía y que se me hacía muy triste perderlo por un robo frívolo, me dijo: “Súbete, yo conozco a ese hombre, le voy a decir que hagamos un trato y me lo regresará, ya verás”. Supuse que el susodicho era de la misma mafia, bajando por la Col. Del Río me encontré con que había varios autos incendiados y ambulancias, policías, un desastre en la ciudad. Al ir bajando nos salvamos de varios choques, cuando nos acercamos al rata que traía mi carro, se hizo el cambio y recuperé el auto.
Cuando se obtienen objetos nos hacemos esclavos de las cosas, siempre cuidando de no perderlos, la modernidad nos crea necesidades que no lo son tanto, es preciso Diogenizarnos y perderle el miedo a lo transitorio, a lo contingente, como dice Miguel y Miguel “una cruz de madera de la más corriente, es lo que vo’a llevarme cuando yo me muera”.
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