I. Reggaeton mañanero
Lo primero que escuché hoy Lunes en la mañana fue un Reggaeton que mi hermano puso para bañarse a gusto; sentí feo, así como si me estuvieran martillando la cabeza.
Esa música me da miedo, cuando escucho ese beat me mortifica. Hubiera sido una buena pena medieval. Estoy segura que el Reggaeton me remachó el cerebro.
Pero eso sí, aun a pesar de esta pequeñita cruda y desvelada, los domingos empiezan a cobrar sentido, ahora sí, la semana tiene siete días niño.
II. La Pancho Villa
El otro día andaba por la col. Pancho Villa y se me antojó mucho ir a ver mi abuelita, casi por instinto llego a su casa, pero me acordé que estaba muerta y la extrañé mucho. Abuelita Elvira, ¿dónde andará Usted?, me acuerdo que mis primos y yo jugábamos a hacer planes de chicles y de caca de gallina, la recogíamos con una tablita y le echábamos tierra para cubrirla, después la colocábamos en la entrada de la casa y muchos tíos llegaron a embarrarse; nos íbamos a los panteones a llevarle flores a mi abuelo paterno que nunca conocí, en ese tiempo no me molestaban los panteones, hasta me parecían bonitos, llenos de globos, flores y de fechas curiosas, con hoyos en tumbas viejas y probabilidades de caer y sentir el miedito de estar muerto.
III. José Carlos Páez García
Este señor originario de Puerta de Canoas en la Ciudad de Mazatlán, nació el 04 de noviembre de 1927, tuvo tuberculosis de chiquito y le daban ataques epilépticos, se mantenía dando hachazos a los árboles, cortando leña para vender, creció y aprendió a lazar y andar a caballo, un día se le apareció el diablo y platicó con él, cuando supo que era el diablo le dieron unas fiebres que sólo se le bajaron por gracia de la divina providencia; ha fumado desde que era un chamaquillo y ahora de grande lo dejó no porque quisiera, sino porque le hacía daño a Doña Justina Osuna de Páez, que era su santa esposa, quien murió de asfixia asmática.
Don Carlos le sufrió a la soledad y se buscó señora para estar acompañado, se agarró a una doñita como de 90 años que ya casi no podía caminar y que se le cayó varias veces, en una de esas mejor la regresó a su casa.
Ha tenido suerte porque se juntó con Lidia, ella es una menuda mujer de 42 años que cocina bien sabroso y lo conciente mucho, parece que están hechos el uno para el otro, pues a ella le hace feliz el pequeño mundo del corral donde vive Don Carlos, le gusta comer todo el día, por eso cocina la mayor parte del tiempo y escucha el radiecito, hace los quehaceres y se acuesta a dormir o al rato se pone a mirar por la ventana hacia la calle de polvo.
Don Carlos tuvo una parálisis facial últimamente, nunca se le había visto enfermo, lo último que se supo de una enfermedad de él, fue una variz que le operaron en el 89, es un señor muy fuerte que vive en Tijuana pero que quiere ser enterrado en su natal Puerta de Canoas. Se vino a Tijuana (narrado de su propia voz) porque se quedó a cuidar a una niña que fue su segunda nieta, de ahí ya no se quiso regresar.
Ahora se dedica a la vendimia de los tamales de elote y de carne, es un señor fuerte y curioso, peloncito y usa tejana, fue muy apuesto en sus años mozos y tiene un carácter de los mil demonios, muy gritón y anticuado, pero en el fondo es el ser más noble de la familia.
Abuelo: Ando pensativo
Nieta: Porqué abuelo?
Abuelo: Se murió Nacho Páez el de tu tía Tencha, se están muriendo todos los Páez.
Siempre pensé que mis abuelos iban a vivir para siempre, pues mi abuelo es un roble, está hecho de los materiales más fuertes, tiene corazón de diamante, sangre de clorofila, piel de nopal y sus ojos son dos canicas muy verdes, en vez de barriga tiene una sandía y sus pies pueden andar a raiz en las piedras y tierra caliente sin quemarse, están curtidos con vinagre de manzana.
Nieta: Abuelo, yo creo que tu nunca te vas a morir
Abuelo: ¿qué quieres que me quede para semilla?
IV. Comer rápido o comer lento. Vitaminas o tacos de puerco.
Comer despacito, sin que la comida signifique cubrir una necesidad burdamente física, hacer ritual para sentarse a la mesa, poner los manteles largos y relajar la mandíbula y expandir a lo ancho del mundo las papilas gustativas para degustar y sentir bien adentro el agrio del limón con sal, el cosquilleante dulce del jamoncillo y la rica grasa de los tacos de puerco.
Agarrarle el gusto a la comida, abrir la boca cual abrir el corazón a todo cariño que nos sea ofrecido, no hacerle el feo a los diferentes sazones y chupar los huesos de un caldo de res, sacarle la médula y echarlo a una tortilla de maíz recién hecha en hornilla, darle un sorbo despacito al agua de horchata...descansar un minuto y echarse una platicada sobre un tema sin salida; ir por más menudo de pata de puerco o lanzarse por el caldo de pozole de res.
Ya si el estómago necesita de un platillo aventurado... es recomendable irse a la calle constitución al Kentucky Fried Buches, con el simple olor se llena uno, de ahí una caminadita para bajar la panza y para los que fuman, un cigarro que asiente la digestión.
Comer rápido, sentarse sin hablar, lo más rápido que se pueda y a grandes bocados sin masticarlo bien, engulléndolo como si la comida fuera a desaparecer del plato, comer solamente alimentos sanos y sin sabor, a sabiendas de que son nutritivos y mantienen una digestión sin arriesgo; dieta de latas de atún, arroz blanco y verduras, no sólo hoy, sino a diario y la pobre lengua permanece encarcelada en la repetición del sinsabor, ya no reacciona al limón y olvidó a qué sabe la sal, se volvió un pedazo de cartón húmedo que hace de receptor de sabores pero que está como pepe el toro en la prisión, siendo golpeada aun siendo inocente. No sólo hambre tiene el cuerpo.
V. Hombres necios que acusáis al chilango sin razón (Sr Juan Inés de Tepito)
Tengo muchas ganas de ir a Tepito, no conozco y la gente que conoce me dice que no diga eso, que es un lugar peligroso y no es como en las películas de los Albañiles en donde Chatanuga y su clica se la pasan feliz en su pobreza bebiendo pulque, lo que realmente deseo es meterme al mero refuego de la cumbia y la salsa y convertirme en un yoyo para bailar.
En la mera Lagunilla...
Al calor de la cumbia y los arrimones de camaroncillos en la pecera se siente el ajetreo de un nuevo día; se acerca el fin de semana, me bajo en la Lagunilla y ya se distinguen varios puestos de fayuca y muchedumbres gastando su semana en tecnología pa estar a la vanguardia. Doñitas haciendo la masa para los sopes y los huaraches, los tlacoyos y las quesadillas de huitlacoche. El ambiente está impregnado de algarabía y se escucha una mezcla de sonideros:
“Madre rumba, que estás en la salsa, salsificado sea tu nombre, vénganos tu sabor, hágase tu música, aquí en Tepito como en la Lagunilla, la salsa nuestra de cada día dánosla hoy, perdónanos nuestros bailes, así como también nosotros perdonamos la salsa, no nos dejes caer en otro ritmo... Amén”
“Como cumbiambero que soy, yo quiero gozar mi vida, junto a la orilla del mar, un sol y verdes palmeras, quiero bailar con mi negra, al compás de la pollera.... (como cumbiambero que soy ¡oh sí!, oye mira y soy feliz, bailo cumbiamba).
Dos tiangueros se echan gritos de lado a lado:
Lo primero que escuché hoy Lunes en la mañana fue un Reggaeton que mi hermano puso para bañarse a gusto; sentí feo, así como si me estuvieran martillando la cabeza.
Esa música me da miedo, cuando escucho ese beat me mortifica. Hubiera sido una buena pena medieval. Estoy segura que el Reggaeton me remachó el cerebro.
Pero eso sí, aun a pesar de esta pequeñita cruda y desvelada, los domingos empiezan a cobrar sentido, ahora sí, la semana tiene siete días niño.
II. La Pancho Villa
El otro día andaba por la col. Pancho Villa y se me antojó mucho ir a ver mi abuelita, casi por instinto llego a su casa, pero me acordé que estaba muerta y la extrañé mucho. Abuelita Elvira, ¿dónde andará Usted?, me acuerdo que mis primos y yo jugábamos a hacer planes de chicles y de caca de gallina, la recogíamos con una tablita y le echábamos tierra para cubrirla, después la colocábamos en la entrada de la casa y muchos tíos llegaron a embarrarse; nos íbamos a los panteones a llevarle flores a mi abuelo paterno que nunca conocí, en ese tiempo no me molestaban los panteones, hasta me parecían bonitos, llenos de globos, flores y de fechas curiosas, con hoyos en tumbas viejas y probabilidades de caer y sentir el miedito de estar muerto.
III. José Carlos Páez García
Este señor originario de Puerta de Canoas en la Ciudad de Mazatlán, nació el 04 de noviembre de 1927, tuvo tuberculosis de chiquito y le daban ataques epilépticos, se mantenía dando hachazos a los árboles, cortando leña para vender, creció y aprendió a lazar y andar a caballo, un día se le apareció el diablo y platicó con él, cuando supo que era el diablo le dieron unas fiebres que sólo se le bajaron por gracia de la divina providencia; ha fumado desde que era un chamaquillo y ahora de grande lo dejó no porque quisiera, sino porque le hacía daño a Doña Justina Osuna de Páez, que era su santa esposa, quien murió de asfixia asmática.
Don Carlos le sufrió a la soledad y se buscó señora para estar acompañado, se agarró a una doñita como de 90 años que ya casi no podía caminar y que se le cayó varias veces, en una de esas mejor la regresó a su casa.
Ha tenido suerte porque se juntó con Lidia, ella es una menuda mujer de 42 años que cocina bien sabroso y lo conciente mucho, parece que están hechos el uno para el otro, pues a ella le hace feliz el pequeño mundo del corral donde vive Don Carlos, le gusta comer todo el día, por eso cocina la mayor parte del tiempo y escucha el radiecito, hace los quehaceres y se acuesta a dormir o al rato se pone a mirar por la ventana hacia la calle de polvo.
Don Carlos tuvo una parálisis facial últimamente, nunca se le había visto enfermo, lo último que se supo de una enfermedad de él, fue una variz que le operaron en el 89, es un señor muy fuerte que vive en Tijuana pero que quiere ser enterrado en su natal Puerta de Canoas. Se vino a Tijuana (narrado de su propia voz) porque se quedó a cuidar a una niña que fue su segunda nieta, de ahí ya no se quiso regresar.
Ahora se dedica a la vendimia de los tamales de elote y de carne, es un señor fuerte y curioso, peloncito y usa tejana, fue muy apuesto en sus años mozos y tiene un carácter de los mil demonios, muy gritón y anticuado, pero en el fondo es el ser más noble de la familia.
Abuelo: Ando pensativo
Nieta: Porqué abuelo?
Abuelo: Se murió Nacho Páez el de tu tía Tencha, se están muriendo todos los Páez.
Siempre pensé que mis abuelos iban a vivir para siempre, pues mi abuelo es un roble, está hecho de los materiales más fuertes, tiene corazón de diamante, sangre de clorofila, piel de nopal y sus ojos son dos canicas muy verdes, en vez de barriga tiene una sandía y sus pies pueden andar a raiz en las piedras y tierra caliente sin quemarse, están curtidos con vinagre de manzana.
Nieta: Abuelo, yo creo que tu nunca te vas a morir
Abuelo: ¿qué quieres que me quede para semilla?
IV. Comer rápido o comer lento. Vitaminas o tacos de puerco.
Comer despacito, sin que la comida signifique cubrir una necesidad burdamente física, hacer ritual para sentarse a la mesa, poner los manteles largos y relajar la mandíbula y expandir a lo ancho del mundo las papilas gustativas para degustar y sentir bien adentro el agrio del limón con sal, el cosquilleante dulce del jamoncillo y la rica grasa de los tacos de puerco.
Agarrarle el gusto a la comida, abrir la boca cual abrir el corazón a todo cariño que nos sea ofrecido, no hacerle el feo a los diferentes sazones y chupar los huesos de un caldo de res, sacarle la médula y echarlo a una tortilla de maíz recién hecha en hornilla, darle un sorbo despacito al agua de horchata...descansar un minuto y echarse una platicada sobre un tema sin salida; ir por más menudo de pata de puerco o lanzarse por el caldo de pozole de res.
Ya si el estómago necesita de un platillo aventurado... es recomendable irse a la calle constitución al Kentucky Fried Buches, con el simple olor se llena uno, de ahí una caminadita para bajar la panza y para los que fuman, un cigarro que asiente la digestión.
Comer rápido, sentarse sin hablar, lo más rápido que se pueda y a grandes bocados sin masticarlo bien, engulléndolo como si la comida fuera a desaparecer del plato, comer solamente alimentos sanos y sin sabor, a sabiendas de que son nutritivos y mantienen una digestión sin arriesgo; dieta de latas de atún, arroz blanco y verduras, no sólo hoy, sino a diario y la pobre lengua permanece encarcelada en la repetición del sinsabor, ya no reacciona al limón y olvidó a qué sabe la sal, se volvió un pedazo de cartón húmedo que hace de receptor de sabores pero que está como pepe el toro en la prisión, siendo golpeada aun siendo inocente. No sólo hambre tiene el cuerpo.
V. Hombres necios que acusáis al chilango sin razón (Sr Juan Inés de Tepito)
Tengo muchas ganas de ir a Tepito, no conozco y la gente que conoce me dice que no diga eso, que es un lugar peligroso y no es como en las películas de los Albañiles en donde Chatanuga y su clica se la pasan feliz en su pobreza bebiendo pulque, lo que realmente deseo es meterme al mero refuego de la cumbia y la salsa y convertirme en un yoyo para bailar.
En la mera Lagunilla...
Al calor de la cumbia y los arrimones de camaroncillos en la pecera se siente el ajetreo de un nuevo día; se acerca el fin de semana, me bajo en la Lagunilla y ya se distinguen varios puestos de fayuca y muchedumbres gastando su semana en tecnología pa estar a la vanguardia. Doñitas haciendo la masa para los sopes y los huaraches, los tlacoyos y las quesadillas de huitlacoche. El ambiente está impregnado de algarabía y se escucha una mezcla de sonideros:
“Madre rumba, que estás en la salsa, salsificado sea tu nombre, vénganos tu sabor, hágase tu música, aquí en Tepito como en la Lagunilla, la salsa nuestra de cada día dánosla hoy, perdónanos nuestros bailes, así como también nosotros perdonamos la salsa, no nos dejes caer en otro ritmo... Amén”
“Como cumbiambero que soy, yo quiero gozar mi vida, junto a la orilla del mar, un sol y verdes palmeras, quiero bailar con mi negra, al compás de la pollera.... (como cumbiambero que soy ¡oh sí!, oye mira y soy feliz, bailo cumbiamba).
Dos tiangueros se echan gritos de lado a lado:
Agapito: ¿ Que transita por tus venezuelas carnal?
Macedonio: vooooooooy!, ¿qué milanesas que no te habías bisteces?, yo pensé que ya te habías morongas, pero sigues viboritas.
Agapito: Ay te lo aigas mi mace, si apenas este papirrín está saliendo del cascarón, ¿tons que...? ¿le jalas pa las Camelias en la noche?, va a haber cumbiamba y va a ir la Concha y la Edu..., la Eduviges ya está en edá de merecer, ¿que te parece, te vienes?...
Mace: perate perate!, no es lo mismo los huevos de la araña que arañame los huevos, jeje, si va la Edu pos si le entro, pero encamínamela porque es medio rejega la ingrata, siempre me deja enpicado.
Agapito: ya te la you know mi cuate, yo me convenzo a la Concha con mis encantos y de pasada pa que sonsaque a la Edu.
Mace: Pos ya estás peinado patras.
Agapito: Entonces paso y te recojo en la four ranner?
Mace: Sueñas corazón y bofe...
Agapito: Voooooooooy, ya te aguitaste, si vas a ver que cuando me vaya pal norte voy a hacer hartos billetes verdes y me voy a traer hasta una hammer...
Mace: ta bueno pues, ¿entonces pasas por mi?
Agapito: Si montas camellos agárrate de las jorobas.
Mace: ¡Pero te llevas un tacuche nuevo eh!, no te vayas con las mismas garras de siempre, que ai que quedar bien con las chamacas. Ese traje morado con mangas fluorescentes te hace ver medio rarín.
Agapito: Ya quisieras carnal, si ese traje es del mero palacio de hierro, es de “Luis Buitre” derechito de Paris, edición limitada.
♪♪♪♪“En un pueblo olvidado no sé porqué y su danza de moreno se dejo ver, en el pueblo lo llamaban negro José...amigo negro José; con mucho amor candombea el negro José, tiene el color de la noche el negro José, es muy feliz candombeando el negro José... amigo negro José.
Perdóname si te digo negro José, que eres diablo pero amigo negro José, tu futuro está conmigo negro José, yo te digo porque sé” (nunca me expliqué porqué si el negro José era muy feliz candombeando este guey se lo quiere llevar, igual y le cautivaron sus caderas de bailador y se lo quiere llevar de teibolero a Tijuana).♪♪♪♪♪
Se llega la noche y la Eduviges y la Concha se preparan para que pasen los galanes por ellas, la Edu no está muy convencida porque le ha tocado que el Mace es medio empalagoso y cuando baila la marea el perfume que usa, pues es imitación de siete machos.
Concha: ¿oye Edu, préstame los calzones rojos que te regalé no?, de todas formas ni te quedan, estás medio choncha.
Eduviges: ay mana no me digas eso, si todavía tengo mi peguesillo con el Juan.
Concha: A ese drogadicto apestoso no le hagas caso, te va a llevar por malos caminos.
Edu: Es que tú no lo conoces, él me dice que ya las va a dejar, yo he notado que está cambiando.
Concha: Mejor debías de emparentarte con el Mace, él si te conviene... o qué quieres que se te vaya el último tren?, ya nos estamos quedando pa vestir santos, mi ama y mi abuela ya estaban casadas y con 5 chamacos a los dieciséis, deberíamos amarrarlos embarazándonos, igual y así nos sacan de pobres. Que no vez que tienen un puesto en el tianguis y pues nos convienen, son buen partido.
Edu: Ay no me asustes, ta bueno pues, le voy a hacer caso al Macedonio, haber si me lo engancho.
Se llega la hora de pasar por ellas, el Mace y el Agapito se aproximan en su redilas y se las llevan a las Camelias, hay cola para entrar y están ansiosos por ver al grupo Cañaveral y bailar al compás de la cumbiamba, esa noche bajo las estrellas, en esa azotea cachonda los sudores se comparten, se entrelazan y forman una esencia enloquecedora, las feromonas hacen su trabajo, el Mace le canta “mujer niña mi niña a mujer ♥♪♪♪♪, amor a primera vista, amor de primera vez♪♪♪,” y la Edu cae redondita, esa noche el Macedonio durmió calientito.
El Agapito y la Concha bailan hasta el amanecer y de ahí se van a comer buches, mollejas, tacos de moronga y tripita para bajar la cruda. Y ya.
Ser chilango rifa!
Macedonio: vooooooooy!, ¿qué milanesas que no te habías bisteces?, yo pensé que ya te habías morongas, pero sigues viboritas.
Agapito: Ay te lo aigas mi mace, si apenas este papirrín está saliendo del cascarón, ¿tons que...? ¿le jalas pa las Camelias en la noche?, va a haber cumbiamba y va a ir la Concha y la Edu..., la Eduviges ya está en edá de merecer, ¿que te parece, te vienes?...
Mace: perate perate!, no es lo mismo los huevos de la araña que arañame los huevos, jeje, si va la Edu pos si le entro, pero encamínamela porque es medio rejega la ingrata, siempre me deja enpicado.
Agapito: ya te la you know mi cuate, yo me convenzo a la Concha con mis encantos y de pasada pa que sonsaque a la Edu.
Mace: Pos ya estás peinado patras.
Agapito: Entonces paso y te recojo en la four ranner?
Mace: Sueñas corazón y bofe...
Agapito: Voooooooooy, ya te aguitaste, si vas a ver que cuando me vaya pal norte voy a hacer hartos billetes verdes y me voy a traer hasta una hammer...
Mace: ta bueno pues, ¿entonces pasas por mi?
Agapito: Si montas camellos agárrate de las jorobas.
Mace: ¡Pero te llevas un tacuche nuevo eh!, no te vayas con las mismas garras de siempre, que ai que quedar bien con las chamacas. Ese traje morado con mangas fluorescentes te hace ver medio rarín.
Agapito: Ya quisieras carnal, si ese traje es del mero palacio de hierro, es de “Luis Buitre” derechito de Paris, edición limitada.
♪♪♪♪“En un pueblo olvidado no sé porqué y su danza de moreno se dejo ver, en el pueblo lo llamaban negro José...amigo negro José; con mucho amor candombea el negro José, tiene el color de la noche el negro José, es muy feliz candombeando el negro José... amigo negro José.
Perdóname si te digo negro José, que eres diablo pero amigo negro José, tu futuro está conmigo negro José, yo te digo porque sé” (nunca me expliqué porqué si el negro José era muy feliz candombeando este guey se lo quiere llevar, igual y le cautivaron sus caderas de bailador y se lo quiere llevar de teibolero a Tijuana).♪♪♪♪♪
Se llega la noche y la Eduviges y la Concha se preparan para que pasen los galanes por ellas, la Edu no está muy convencida porque le ha tocado que el Mace es medio empalagoso y cuando baila la marea el perfume que usa, pues es imitación de siete machos.
Concha: ¿oye Edu, préstame los calzones rojos que te regalé no?, de todas formas ni te quedan, estás medio choncha.
Eduviges: ay mana no me digas eso, si todavía tengo mi peguesillo con el Juan.
Concha: A ese drogadicto apestoso no le hagas caso, te va a llevar por malos caminos.
Edu: Es que tú no lo conoces, él me dice que ya las va a dejar, yo he notado que está cambiando.
Concha: Mejor debías de emparentarte con el Mace, él si te conviene... o qué quieres que se te vaya el último tren?, ya nos estamos quedando pa vestir santos, mi ama y mi abuela ya estaban casadas y con 5 chamacos a los dieciséis, deberíamos amarrarlos embarazándonos, igual y así nos sacan de pobres. Que no vez que tienen un puesto en el tianguis y pues nos convienen, son buen partido.
Edu: Ay no me asustes, ta bueno pues, le voy a hacer caso al Macedonio, haber si me lo engancho.
Se llega la hora de pasar por ellas, el Mace y el Agapito se aproximan en su redilas y se las llevan a las Camelias, hay cola para entrar y están ansiosos por ver al grupo Cañaveral y bailar al compás de la cumbiamba, esa noche bajo las estrellas, en esa azotea cachonda los sudores se comparten, se entrelazan y forman una esencia enloquecedora, las feromonas hacen su trabajo, el Mace le canta “mujer niña mi niña a mujer ♥♪♪♪♪, amor a primera vista, amor de primera vez♪♪♪,” y la Edu cae redondita, esa noche el Macedonio durmió calientito.
El Agapito y la Concha bailan hasta el amanecer y de ahí se van a comer buches, mollejas, tacos de moronga y tripita para bajar la cruda. Y ya.
Ser chilango rifa!