Así es, este es el fin.
Ayer, al pelar un plátano y darle la primer mordida pude sentir la rugosidad de un elemento delgado y marchito arrastrándose por mi garganta. Escupí de golpe el bocado y, al observarlo, encontré una larga hebra negra y gruesa. Seguí analizando el plátano y me di cuenta que estábamos ante el principio del fin. La hecatombe comenzaba a asomarse.
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