bajo abismos de otros ojos,
se desliza entre sus carnes,
se desplaza entre su piel.
Ella dice que está muerta,
yo no veo más que soles que renacen
en esos ojos fijos de felina famélica.
En cascadas de agua tibia cae la tarde,
enciende su motor al llegar la noche.
Entonces, otra vez, la mirada gatuna
que se atreve a mirar más de lo debido,
y justifica el contacto con invenciones míticas,
que se transportan al abismo de ti.
Ante tu cuerpo no soy cuerpo,
sombra dolorosa de mí,
que se atreve a mirar más de lo debido,
y justifica el contacto con invenciones míticas,
que se transportan al abismo de ti.
Ante tu cuerpo no soy cuerpo,
sombra dolorosa de mí,
ante tu cuello, saco de huesos,
vestigio de lo que alguna vez fui.
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