Nunca entenderé qué es lo que viviste, el horror de la espera, el caminar como despojo deshumanizado volviéndose ciego ante el sol de toda mañana, la luna de cada noche, el canto de los pájaros. Nunca entenderé cómo se vive esperar una cámara de gas e ir haciendo fila para entrar, sin ropa, inerte y encorvado, todavía vivo, en automático.
¿Qué implica dar ese grito ahogado cuando comienza a salir ese gas? el horror de no tener a dónde correr, el vacío de formar parte de una estadística que se quiere enterrar sin dejar rastro.
Nunca entenderé el odio a un grupo humano solo por su origen, su color.
¿Y qué es el odio?, ¿y cómo se puede regresar a esos campos de exterminio sin perder toda fe en la humanidad?
Sé que es un museo, y que se conserva justo para no olvidar, para que en la memoria humana siga habitando la vergüenza, pero no podría pisar esos campos sin derretirme de tristeza.
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