Es que tu presencia mística y efervescente me ha tomado, me ha hecho presa de una rabia que recorre mis entrañas si no estás, y mi latido se destaca por ir a contratiempo, porque el teorema de Pitágoras es la base por altura de las flores, en donde su álgebra amarilla da de comer a las palomas en la cámara lenta del no tiempo.
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