longeva, miniatura, un dolor majestuoso,
una mujer pasaba, de una mirada fastuosa,
solitaria, se balanceaba y reía.
Ágil y noble, silueta de escultura,
mía, yo creí, como un vil loco,
danzaba al caminar, pálida como luna,
la doncella que fascina y el placer que fue.
Un rayo como la noche, fugitiva belleza,
¡no te mira mi alma pausadamente renacer!,
¿no te veré más que en la eternidad?
Fragancia, bien lo dije y se hizo tarde,
ignoro quien fuiste, tú no sabes a dónde voy,
¡oh, tú!, a quien amé, ¡oh, tú!, que ya huíste.
NOTA: Intento de traducción del sentimiento que me da "A une passante" de Charles Baudelaire.
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