Ella juró que se vengaría, su mami le había dado un plato de caldo de pollo y aunque pasaran las horas, su madre, cinto en mano, la obligó a que se comiera hasta la última verdura cubierta de la grasa del caldo de animal.
Lo planeó todo un año, echó detergente a la fuente, agua sobre el tostador, metió una muñeca a lado del motor del auto, aventó un peluche gordo en el excusado, quebró todos los focos, una rata muerta en un topper va para el refri, cambió la sal por tierra, y de esta manera, su corazón descansó en paz.
Al final de ese día desastroso fue llevada a un hospital católico psiquiátrico y tuvo que confesarse y tomar terapias de electroshok por varios días, no se arrepiente, sabe que eso fue solo el principio..
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