El año pasado la vida se fue rodando por un abismo sin fin, hoy la vida encontró una escalera por la cual puede ir subiendo peldaño a peldaño, y aunque a veces la escalera desaparece y la vida vuelve a caer hasta el fondo, hay voluntad de subir. Confieso que el año pasado el corazón se vació como una tumba sin nombre, donde lo único que había eran las hojas secas de un otoño despiadado.
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