Amo a mi mamá, la admiro y la quiero, agradezco su forma de ser conmigo y mi hermano, la valoro y la adoro, no sabría qué hacer sin ella; no obstante, me causa repulsión la idea de ser madre, no soporto los vestiditos de embarazada, no soporto las panzas, me causa repulsión lo mamíferos que podemos llegar a ser.
Tampoco estoy de acuerdo con el rol de género, todo el sacrificio que le toca por ser mujer, a todo lo que tiene que renunciar para ser la cuidadora, todo lo que se pierde de la vida.
Desde niña vivo con este sentimiento de asco, creo que una de las mejores decisiones que he tomado ha sido no ser madre. ¡Que conste!, no quiero ser madre, pero amo a mi sobrino y he sido maestra siempre, amo a las y los jóvenes con quienes he trabajado, la mayoría son mis amigos.
Ser madre me recuerda lo animales que somos, y yo me identifico más con el cyborg, con ese humano conectado con la matrix, con la máquina.
Si existe la reencarnación, espero no nacer en una mujer-madre, prefiero disolverme en la nada.
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