No te olvidé, traté, te juro que traté, pero tu dulce humanidad me hizo recordarte cada que la estridencia del rock & roll raspaba mis oídos, cada que la ocasión de la belleza me decía con la sabiduría de un niño que si no hay poesía, hay que hacerla. No lo logré ni quiero, te recuerdo, padre, y me hace bien.
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