septiembre 07, 2025

Mi amado Lisandro

Mi amado Lisandro,

Hoy es 4 de octubre de 1804 y no ha de pasar una noche en la que, bajo la luz de esta vela que se consume, yo no le escriba y no le adore.

Sé que usted ya cruzó el río de los muertos y su recuerdo debería de bastarme para vivir esta vida que ahora me resulta idéntica a una celda en donde cada tarde me dan de beber amoniaco.

Desearía cruzar ese río, pero soy cobarde, y todavía creo que mi misión es recordarle para que su vela no se apague.

¡Maldita guerra!, paraíso de nadie, infortunio de todos. De nada vale su imperio de cenizas si destruye lo sagrado.

Le echo de menos, mi Lisandro, y siempre le pensaré a la luz de esta vela.

Eternamente suya, 

Isadora.

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