Las criaturas de la noche deambulan entre vapores de alcantarilla. Hay algo monstruoso dentro de mí y brota de mi carne en sangre pútrida. Paseo en el camposanto entre flores marchitas, respiro la acidez lóbrega de las tumbas. Ahí quiero estar, donde las ráfagas de un viento gélido congela mis delirios, donde el silencio es el juez del alma que no tengo.
¡Oh, mutismo de panteón!, búscame en el infierno, donde las almas de los condenados son arrasadas por gusanos infectos.
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