que viajas en alcantarillas de mar muerto,
que te desdoblas en la bilis de la rabia
que te da haber nacido escamoso y tortuoso,
¡pobre perro de mar!,
¡ay de ti, ay de todos, ay de tan poco!,
decía el poeta.
Navegas en la fosa de las Marianas
y ladras en burbujas que te roban el aliento.
¡Oh, destino inescrutable de las logias del pez tiburón!,
que todo lo ve y todo lo captura,
¡afloja la corbata, pobre perro nadador!,
¡quítate ese traje gris y ándate descalzo, pez!,
para que tus alas broten
y escapes volando de ese infierno marino.
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