Abajo, el infierno, un mundo incendiándose en sistemas caducos, en fascismos, en crisis nucleares, en teléfonos rojos que no funcionan, en consumos absurdos, en balas que traicionan, en tiempos perversos de relojes de arena que ya no dieron vuelta.
Y arriba, ¡oh, arriba!, las aves y su canto sublime de lamentos de diosas olvidadas; arriba, las nubes y su campo de flores azules que perfuman pasado y futuro, que siembran poesía en cada gota, en cada vida.
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