Eran los 80s, el fin de siglo se avizoraba lejano, inexistente, como si al siglo XX le faltaran cuatro décadas más.
Había esperanza, no se sabía de qué, pero un calorcito inundaba mi corazón prometiéndome una vida emocionante, la mejor de las vidas.
La curiosidad llegó para quedarse, no había noche en que no me cuestionara mi alrededor, ¿qué había en las estrellas?, ¿alguna vez las alcanzaría?, ¿tocarían mis pies el fondo del mar?, ¿conocería el amor?
En esa página todo era burbuja rosa irreventable, el amor de mis padres y abuelos, hermano, fue la capa de hielo que protegía tal burbuja; todavía quedan reminiscencias de esa época, de esas tardes, de ese amor.
Lo recuerdo bien, amor que me acompañará toda la vida.
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