Últimamente presumo con orgullo que imparto un humilde tallercito de narrativa a un bello y sabio señor, quien tiene 80 años y quiere dejar plasmadas historias familiares a sus nietos y bisnietos.
Una de las historias que más me ha conmovido es en la que narra que su padre fue nombrado albacea de la fortuna hecha por uno de sus amigos a base de distribución de petróleo.
El señor millonario padecía hidropesía, sabía que uno de sus hermanos (ya fallecido) tuvo dos hijas, las cuales residían en Argentina, por lo que al entender de la inminencia de su muerte convenció a su amigo de encontrar a esas dos niñas. Por años estuvo buscándolas hasta dar con ellas.
Y cito a este bello y sabio señor quien con palabras justas dice lo que había que decir en torno a su padre: "Algunos no lo comprendieron, pensaron que era tonto, ¡qué saben ellos de la honradez a ultranza!"
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