mayo 31, 2022

Recuento

La caja con el cinto y yo volando,
tú me llevabas en los hombros,
yo era una princesa en tus brazos,
los días eran un regalo.

Caminábamos hacia la tienda de juguetes y era toda una excursión, 
comíamos pollo y puré en el "Kentucky" y era un manjar;
conducías hacia la "Pancho villa" como el cafre-as que eras,
y entrabas triunfante a tu colonia chiflándole a la gente, 
diciendo "!quíhúbole cabrón!" 
y al voltear orgulloso aclarabas "un camarada";
entrábamos a terrenos de misterio cuando 
con tus historias de la casa embrujada de la Altamira
nos hacías creer en caballos que volaban y seres mágicos.

Ir a la playa contigo cuando el domingo era tal,
respetar nuestro pacto secreto de golosinas,
los fines de guitarra y boleros con el tío Javier,
las visitas a tía Juanita y el tío Kelo, 
en esa dimensión desconocida con el "cachetitos".

Cuando convencías a mi mamá de no ir a la iglesia,
las tardes de "acción", Chivas y Padres de San Diego.
las eternas y apacibles caminatas por el sobre-ruedas,
que no tenían ningún sentido pero tenían todo el sentido 
cuando lograbas encontrar algún cassette lleno de rock, 
o los viejos aparatos que traías para desarmar 
y arreglar...para luego arrumbar.

Una caja de cassettes bajo la cama,
y una luz tocó mi alma;
largas discusiones sobre Lennon, Berry, Holly,
cartas, dominó, y rock & roll,
carros clásicos, 
Hendrix, Lennon y Presley, 
respirabas nostalgia,
siempre supe que no eras de este tiempo.



Y después, desapareciste para siempre.

No hay comentarios.: