Hoy extrañé a toda la humanidad,
la de todos los tiempos,
a todos los muertos,
a los que están vivos y nadie sabe de ellos,
a los que pronto morirán o moriremos,
a los que vienen y no saben de este mundo,
a los que han nacido en el encierro.
Hoy extrañé las cartas largas,
los abrazos cotidianos,
los besos profundos de alguien,
las miradas por primera vez,
amanecerme y ver el sol,
la fiesta eterna y los afters de los afters,
la embriaguez dionisiaca de los fines,
1999 y ese aroma cargado de futuro,
a mi padre y su grandeza,
a mi abuelo Carlos y sus ocurrencias,
la playa de Tijuana de 2006,
el Beer Garden de 2007,
saludar a la gente y que nadie me conteste,
las caritas de los niños con pelota a los pies,
los ladridos de los perros enfadosos,
la cosmicidad en los ojos de los gatos (y unicornios)
al elotero y su chisme (que yo le saco),
el gym y correr desenfrenada,
la casa de mi madre, paraíso del fin del mundo,
al Alex del Nelson y sus gestos de enojado,
a mi hermano y sus historias épicas,
al Emilio de mis ojos que no sabe de este mundo,
a toda la gente que he conocido y que no volveré a ver.
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