El infierno en mi piel, respirarte profundo, ya estás en mí.
Verte y no verte, reconocerte, otra vez el infierno que se posa sobre mí, sobresaltándome, desdibujándome y dibujándome contigo.
Vuelvo a respirar, hay un ritmo que no es a voluntad, que me ordena cosas, que me dicta verte, bailarte, morderte, desnudarte, comerte.
Mi piel arde, los centros pulsan, todo lo que soy palpita en ritmos que sí entiendo y que me gustan.
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