Roberto salía todos los días desde hace cuatro años a pasar la tarde en esa misma banca, quería interactuar con el mundo, conocer gente, pero siempre miraba su celular.
Un día, la vecina, quien siempre lo miraba, salió a pasar la tarde en esa misma banca, ella lo saludó y le preguntó por el clima, él contestó con frialdad y agachó la cabeza hacia su celular ignorándola.
Los años pasaron, la noche caía y también el alba, y Roberto seguía en esa banca, interactuando con su celular.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario