Otra vez en mí el puente roto,
el eterno drama de la soledad,
despertar en el vacío y el silencio,
olvidar cómo se toca un corazón,
cómo se alcanza ese fuego
en un mundo desolado,
sin cartas, sin velas, sin espera,
sin la noche donde el calor de dos cuerpos lo incendie todo,
hasta la sombra de lo que fuimos,
hasta el eco de estas palabras
escuchadas por nadie.
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