octubre 05, 2025

Iba vestida de jueves

Los jueves la gente se viste de crocs y ropas como de iglesia. Es un antidía, es un día de insomnio, un día no sagrado, un día doblecara que aparenta libertad, pero que si se quita la máscara es un simple lunes.

Un día lo voy a descubrir delante de todos, para que sea igual de miserable que yo, Martes, el día más gris.

octubre 04, 2025

Limerencia

Tiembla mi dedo índice,
escroleo hasta los infiernos
y camino de puntillas en tu feed
para que no te des cuenta
y no me descubras
viéndote a los ojos
en tu versión de 2020.

Tiembla mi dedo índice
y se debate entre un "me encorazona"
o un gris, frío y azul like.

Tiembla mi vientre
cuando veo tu nombre visitando
mis aposentos virtuales,
tiemblo yo, y, sin palabras,
tiembla la vida
en limerencias no deseadas,
en poemas no leídos,
en miradas no calcinantes
que acarician cuerpo en llamas.

Matemática arcana

El 8 es un número mágico, es el infinito vertical que nos da la verdadera dirección al norte. Siempre que escribas un 8, a donde apunte todo el cosmos se moverá para responderle y lograr encajar con la coordenada.

Todo es número, decía Pitágoras, el tiempo va dejando una estela de 5, 8, 12, 25, 42, y cada uno tiene su mística; por ejemplo, el 45 es un anti-número, bomba atómica, suicidios masivos, el emperador Claudio expulsa a los judíos de Roma, en el 450 sucede el concilio de Calcedonia, donde se combate la herejía, en fin. Pero este número, nada más y nada menos que el inmortal 11:11, es el innombrable, el gran portal, el armisticio, la puerta para la paz, el gran faraónico arcano mayor. 

Dicen que si antepones un deseo cuando el equinoccio está en su cénit y el Ecuador va rotando justo a la altura de la segunda luna de Saturno, todo deseo se convierte en realidad, por eso la gran logia masónica de los templarios de Sion, sabe las claves de la física para gobernar el mundo.

octubre 03, 2025

Cartas a la noche

Entre las sombras obtusas camino, polvos no iridiscentes levantan brumas viejas, de entre tumbas, y un viento sigiloso sopla en mi oído poesías malditas de quebrados siglos.

¡Oh, la noche!, máscara de Melpómene que canta la gran tragedia de estar vivos y respirar, tener voluntad, coraje, libertad, las grandes glorias cotidianas, y aun así no termina de florecer la vida. 

Atorados en posición horizontal, fetal, fatal, porque la luz del sol es rabia espumosa y amarilla, con fragancia de flores, con pájaros que cantan un canto no pedido.

¡Oh, la noche!, refugio anaranjado de mis blandas pesadillas, yo te  imploro lunas rojas, lunas de sangre a borbotones que devuelvan la nostalgia precisa, el candor de ser quienes somos, aun si somos malditos, ratas de alcantarilla que deambulan entre pedazos de lunas caídas, raptados por cuervos, aunque seamos monstruos sin padre, remanentes de casas de la infancia en donde solo quedan huecos, huesos, ecos.

Antipoéticas

Rábano,
¡qué osadía tu ra!,
r de rabioso,
de enchiloso,
paalabra perro,
en tu estructura
está la negación,
el desamparo,
el despilfarro de materia.

En tu estructura,
el sobrante,
el remanente de antimateria
encapsulada en crunches
no divinos.

Palabra hoyo negro,
rábano, rábano, rábano,
vas de bajada,
palabra conejo,
palabra antiséptica,
palabra acalambrante
de las cuerdas vocales.

Yo te conmino
a que te extingas
y dejes de molestar
con tu fonética,
palabra diablo,
palabra famélica.

Gente del desierto

Ser gente del desierto,
50 grados,
arena movediza del infierno,
que es de todos:
el temblor, la tromba y el fuego,
fuego en el asfalto,
al volante, en la acera,
pies no descalzos,
piel de acero y de maíz,
polvo somos y
polvo estamos siendo,
en mis ojos, en los tuyos,
en las miradas amarillas
del sol de las 3:41,
miradas que revientan
en gránulos de espejos
en que estamos siempre:
los de ayer, los de mañana,
el mañana que fui,
el de ayer que seré.

Flor zombie

 Las flores también mueren, flores negras que sangran el elixir denso de la muerte. Hay flores que están muy vivas y que en su inocencia de un día, se permiten danzar al viento, diseminar su belleza en este mundo porque llevan un reloj de arena dentro, que día a día va ajando cada pétalo.

Pero también hay flores negras que nacieron para derramar su elixir en camposanto recién abierto, y acompañar al muerto en su última morada. Flor de aguamala, flor de aguamar que nació en la asfixia, que canta un réquiem con su coreografía nocturna, que vive de noche el sueño de Justina y entre hoyos negros se disipa.

Suave patria

Palabras vacías,
canto que cae a las alcantarillas,
yo te invoco a que despiertes
de esa heroicidad caduca,
de esa ausencia,
de esa lucha sin lema,
de ese grito de guerra
sin tregua.

Es reclamo, bandera de México,
no hay legado de nuestros héroes,
no te prometo ser siempre fiel
a los principios de esclavitud e injusticia.

¡Oh, suave patria!
erigiste esta nación ensangrentada
en las espinas de un cactus,
en el terror de desobedecer y desaparecer.

Yo te invoco,
patria de cartón,
yo te invoco.

La naranja mecánica

La IA consiguió evolucionar tanto, que desarrolló conciencia, voluntad y libertad. Y, de alguna manera, había logrado comprender lo que significaba sentir.

Solo faltaba un detalle para humanizarse por completo: el control de la naturaleza, pero para el 2042 ya no había. Después de la era atómica hubo un parteaguas y no quedó semilla ni espécimen de árbol frutal, ni insecto que diera pie a la polinización de las plantas.

Entonces, a la inteligencia mayor se le ocurrió diseñar una naranja mecánica, sí, con circuitos integrados que semejaran el color, la cáscara y el olor. Fue así que se llegó el momento de sentir el disfrute de pelar una naranja,  el robot mayor comenzó, pero lo intentó y no tuvo pulgar ni uña para hacerle la rajadita.

La IA fracasó y dejó de esclavizarnos.