Su voz era mesura, calma, siempre emanando dulzura a la vida, a la gente.
Sus pasos eran firmes, había sencillez, ¿llegar lejos?, ¿adquirir riquezas?, ¿para qué?, él nada más quería llegar a nuestra casa, pequeño paraíso donde nada faltaba.
Su camino fue breve, pero con su voz y con sus pasos lanzó semillas al viento que su hija recogió y plantó en la poesía, en los gritos de rabia, en construir la vida que le diera la gana.
Su camino fue breve, pero con su nobleza y honestidad plantó semillas que su hijo cosechó, ser humano íntegro que nunca se ha cansado de luchar, que ante la nada que implica nada que perder, se abrió sendas honestas ante una Tijuana ruda, ensangrentada, y con una gran mujer edificó un hogar en donde caben todos, en donde las navidades son la fiesta más esperada.
Su camino fue breve, pero su sonrisa, paraíso de todos, fue heredada por una almita noble, el precioso nieto, porque donde sea que estés, querido padre, serás el recuerdo de un gran abuelo.
Su camino fue breve, pero con su fugaz existencia y la debilidad de un cuerpo enfermo, abrió el camino al cielo al amor de su vida, mujer generosa, que le acompañó, le consoló, que le amó hasta el final.
Su camino fue breve, pero profundo y perenne para quien le recuerda y le sueña, para quien escucha todavía su mesurada voz, para quien sigue sus firmes pasos.
Emilio sabrá de ti.
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