agosto 29, 2010

!Horror!


La habitación se encontraba a desnivel de la casa, un par de peldaños me conducían a ese espacio sin ventanas, de una oscuridad aterradora. Aquella pieza fue construida con paredes viejas de una antigua iglesia de la colonia. Esto fue lo que pasó:

Siempre fui una niña muy nerviosa, hasta hace poco superé el miedo a la noche; aunque he de confesar que también era mi refugio, el tiempo que más reconfortaba mi espíritu..., la luna me recordaba lo efímero de nuestra condición, la luna me acariciaba mientras le escribía, la luna golpeaba quedito mi orgullo humano, la luna me emborrachaba de felicidad en aquellos años.

Una noche invernal me disponía a dormir, mi mente se hallaba apacible, cada pensamiento caía pesado como piedra en un lago de aguas mansas; contaba ya varias semanas en que podía conciliar el sueño y el insomnio no hacía presa de mi, parecía que había superado aquellos terribles nervios que me convertían en piltrafa a merced de los fantasmas de la noche y las criaturas ajenas al plano de este mundo.

En aquel tiempo solía patinar por las tardes y mis pensamientos giraban tanto como lo hacían las ruedas de mis patines; lo recuerdo bien, la explanada en lo alto de una pequeña montaña, siempre solitaria a esas horas de la tarde, me montaba a los patines y nada podía hacer mejor que echar a volar mi imaginación para sentir la velocidad y el viento frío en el rostro, para creer fielmente que palpaba la inmensidad del cielo gris y frío de aquella ciudad tan mía, y a la par surcaba el ancho mar... y cuando caía lo hacía sobre la suavidad de una nube o las olas me abrazaban gentiles.

Después de incontables horas las ruedas dejaron de girar y mis ideas se frenaban a la par, todo era tranquillidad, por lo que decidí valientemente apagar la luz y disponerme a dormir. Al principio pude sentir el merecido descanso de quien construye fantasías y viaja en ellas al son amarillo de la tarde; pero al caer la noche profunda y misteriosa mi historia cambió, de súbito mi cerebro se hacía consciente y comencé a sentir aquello que le llaman "se te sube el muerto", tiempo atrás era común esa sensación escalofriante, que combinada con ruidos de voces extrañas me convertían en la persona más miedosa sobre la faz de la tierra; no obstante creí haberlo superado cuando en ese momento volví a escuchar aquella macabra voz y sentí de nuevo esa pesadez de quien no puede controlar su propio cuerpo, traté de luchar con aquello que me aprisionaba, quise gritar !mamáaaa! pero todo era inútil, la voz no salía de mi garganta, parecía que aquel monstruo había desgarrado mis cuerdas vocales.

Después de largos instantes pude soltarme de esa presencia y me levanté apresurada a buscar la luz; !horror!...esa infame pesadilla había descontrolado mi percepción espacio-temporal y no sabía en cuál de las paredes me encontraba, presa del miedo seguí tocando los muros a ciegas, !literalmente a ciegas!, con la certeza de que no había ventana alguna que me dotara de un rayo lunar, llegó el momento en que recordé dónde estaba ubicada y corrí al apagador..., lo único que pensaba en aquellos eternos segundos era en salir huyendo de esa habitación.

Cuando encendí la luz subí el par de peldaños lo más ágil que pude, pero mis piernas no respondían, se encontraban aletargadas con la sensación de tenerlas rellenas de concreto. Al atravesar el pasillo que daba a la habitación de mis padres mi respiración entrecortada parecía extraerme el corazón a la manera de los antiguos sacrificios, llamé a la puerta y mis padres abrieron, les pregunté si podía quedarme a dormir con ellos y me dijeron amablente que sí.

Con mayor tranquilidad pude relajarme un poco y enseguida volví a dormir, todo parecía marchar bien cuando comencé a sentirme aprisionada en mi de nuevo, las voces regresaban, el sudor aparecía, la respiración entrecortada y la voz apagada. Dentro de mi existía una esperanza de que todo estaría bien porque me hallaba a un costado de mis padres; quise invertir todas mis fuerzas para separarme de aquella presencia infernal, lo logré y al momento de palpar a un lado mío no había nadie, pude distinguir a través de los sentidos un mueble viejo perteneciente a mi habitación, !horror!, la confusión hizo presa de mi, me levanté de un brinco y la oscuridad no me permitía distinguir el apagador, toqué desesperada las paredes de vieja madera de aquella habitación fúnebre y no lograba entender la distribución de todo aquello que estorbaba a mi huída, después de incontables segundos encontré el apagador y al encenderlo pude corroborar que jamás había salido de mi cuarto; brinqué el par de escalones con más fuerza que con la que lo había experimentado tan vividamente y casi de cuatro brincos llegué a la pieza de mis padres, toqué, me abrieron, los abracé, quise conciliar el sueño, cerré los ojos y mi mente no podía dejar de pensar en aquellas voces sin precedente para mis sentidos, por fin dormía cuando una presencia se apoderó de mi..., quise safarme, lo logré..., aterrada no me atrevía a tocar a lado mío, pero me armé de valor y lo hice..., el mueble... de nuevo. !Noooooooooooooooooo!

agosto 16, 2010

Sin mi

Quisiera dejar de escuchar mi chillona voz, hablar a señas o no hablar, no reconocerme en un espejo, olvidarme del disfraz humano que me cubre por un tiempo.

No he conocido persona más egoísta que yo, quisiera ser diferente pero no sé cómo hacerle, me fastidia mi carácter, quisiera ser más desprendida y libre, todo se me va al estómago, nada más pienso en mi y ya. Cómo quisiera poder ser humilde y dar a los demás, dar hasta que duela, pero soy una simple mortal, con un millón de defectos y me entristece. No sé amar. Tanto que predico en contra del individualismo, tanto que pregono el amor y soy la persona más incoherente que existe.

Cuando muera quisiera morir bien, no llevarme nada más que la libertad de haber dejado todo. No sé como desprenderme de esto, me siento pesada; no sé por qué tenemos consciencia de la trascendencia, de la libertad, del amor si no los podemos alcanzar. Me duele ser tan animal, tan ser humano, tan primitiva.

Hace algunas semanas sentía que moriría pronto, y no me importaba porque creía que lo tenía todo, las personas que amaba se hallaban a mi lado, cumplía veintiocho años con el corazón limpio, creyendo que había disfrutado y aprendido mucho en este caminar… pero veo que no, parece que he retrocedido millones de años hasta reconocer en mi una condición de neandertal, y me avergüenza, y no sé dónde esconderme de mi y del mundo.

Cuánto necesito aprender, cuánto necesito crecer, cuánto necesito mejorar, cuánto necesito lecciones de vida, cuánto necesito no saberme princesa, cuánto necesito sentir que soy nada, que desaparezco a cada paso, que nadie me ve, que no importo.

Necesito una fuerte dosis de realidad, no quiero ser una muñeca hueca, fuera de mí hay alguien más que no es Miriam, afuera hay otros corazones y mis palabras y acciones se vuelven ácido para los otros.

agosto 06, 2010

En la morgue

Esta vez no fueron pétalos, estabas ahí…en la morgue, envuelto en plástico…y te contemplaba triste…triste. ¡De súbito!, el plástico se movió y renacía la esperanza, mágicamente recobrabas la vida para mi alegría. Te levantabas sonriendo, vigoroso, fornido, casi podría describirte robusto; con tu mirada me decías que jamás estuviste enfermo, todo fue un gran error, te levantabas de esa habitación de hielo y con tu risa iluminabas al mundo.

Estabas vivo, te recuperaba y con tus brazos y tu siempre silencio me decías ¡aquí estoy hija!

Con hambre



Ella quiere pan, está sola, por ahí se escucha ¡pobre mugrosa!;
tan sólo cinco años, de hambre, de rechazo, ¡vida maldita!
Inanición, un número más para el padrón ¡vida asquerosa!
tan sólo cinco años y el mundo entero contra esa pequeñita.

Vuelo interrumpido que la tarde añora,
llovizna que no cesa, angustia azul, sombra que llora;
una vida se dispersa en restos, cenizas, dolor,
glacial tierra de panteón, fosa común, ficción de amor.

Niña de ojos cerrados, estrella extinta, juventud perdida,
Niña que grita ¡miedo y horror!, risa afligida.
cenizas de adioses, nunca tuvo hogar,
en esta tierra ya no hay cordura, nunca tuvo lugar.

Esta fue su historia, muerte de tarde, muerte cualquiera,
nadie lo sabe, a pocos importa cuán bella era;
no se escucha más esa vocecita,
Un brillo más que la ciudad nos quita.

Dark side

Que tonta soy, cuán fácil creer que todo es rosa, que majadería hacer caprichos o berrinches por nada cuando hay gente que sufre por saber qué significa comer una pieza de pan o vive preocupado por conseguir el gasto de la semana para alimentar a su familia.
No cabe duda que la estupidez hizo pausa y se posó en mí.

Dark side's on me... y a cuántas personas contagié, hay ocasiones en que me gustaría irme corriendo de Miriam, pero no puedo, aquí vivo, con ella como, duermo, … y no puedo dejar de hablarle por un rato, y no puedo voltearle la cara enojada e irme, porque soy ella…porque me tengo que tragar sus caprichos y seguir…, lo que me pesa es a cuántas personas me llevo de paso…

Cuán débil soy, no imagino cómo enfrentaría dos días de hambre, cuatro días sin tener dónde dormir, una enfermedad fuerte, la muerte de algún ser querido. No me gusta…, no me gusta tener todo tan fácil y no sufrir ni tantito, no se culpe a nadie, pero cada que me enfrento a cualquier estupidez, me ahogo en un vaso de agua, me hago la víctima…, no cabe duda, televisa es mi mayor maestro. ¡Qué asco!

Me caga ser sólo cuerpo, quisiera tener espíritu, o aquello que llaman alma, o por lo menos creer…, quisiera tener aquella fe por la que algunos mueren. Pero no existe, toco y no sale, no me guiña el ojo, no lo encuentro por ningún lado.

Tengo hambre, y no se de qué.

“The city of the edge of forever”


Tu inexistencia se hace presente y pesa sobre la casa cual si viviese la gravedad cero, el tiempo se detiene en seco y no vivo ni el pasado ni el futuro.

agosto 02, 2010

¿Será la cocina o seré yo?

Me quise hacer un licuado de papaya, realicé el debido procedimiento y al cortarla...me corté tres veces, dos en el mismo dedo, el anular, mano derecha y una en el anular mano izquierda. Esto que digo no me enorgullece... : ), pero me da risa.